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La Antigimnasia® o Antigym® es un original método para el bienestar, que permite conocer mejor el propio cuerpo, adueñarse de él y vivirlo plenamente.

Fue creada a principios de los años 70 por la fisioterapeuta francesa Thérese Bertherat, autora del best-seller El cuerpo tiene sus razones, publicado por Ediciones du Seuil ( Editorial Paidós en España).

Los movimientos que se proponen son sutiles, precisos y exactos.

Tienen en cuenta los pensamientos, las emociones y los sentimientos, respetando siempre la totalidad e integridad de la estructura corporal y, en particular, las leyes mecánicas que rigen el cuerpo y que vieron la luz gracias a la fisioterapeuta francesa Françoise Mézières.

El método se dirige al ser humano en su totalidad, el cuerpo y la mente, íntimamente ligados.

Más de cuarenta años después de su creación, la Antigimnasia® es conocida y practicada en mas de veinte países.

La Antigimnasia® no es una terapia, ni un deporte, ni una actividad deportiva. El profesional certificado Antigimnasia® dirige las sesiones de grupo sin imponer, en ningún caso, determinadas posturas ni efectuar manipulaciones a sus clientes.

 

¿Cómo es una sesión de AG?

El profesional guía la sesión con sus palabras proponiendo una serie de movimientos que van a permitirle entrar en contacto con cada uno de sus nudos musculares.

Poco a poco, fibra a fibra, se comienza con suavidad, paciencia y tranquilidad a desenredar esa madeja tan compleja que conforma la musculatura. Cada cual realiza los movimientos a su ritmo y en función de sus posibilidades en ese momento. El objetivo no es llegar a realizar el movimiento. No sirve de gran cosa hostigarse para llegar a hacer un movimiento. A veces es incluso mas interesante “no conseguirlo” y descubrir lo que el cuerpo aún no es capaz de hacer, lo que no se atreve a hacer o lo que ha olvidado como hacer.

En algunos momentos, los participantes toman la palabra. La expresión de las sensaciones, de las emociones y la reflexión, tienen su tiempo durante la sesión

Progresivamente, sesión tras sesión, el cuerpo aprende a evitar caer en las trampas que le impedían sentirse bien. Recupera sus dimensiones, se instala con confianza, recupera su auténtica longitud, su belleza natural y, al fin, la calma.

Se utilizan prendas confortables y cómodas , preferiblemente de tejidos naturales (algodón, lana, etc.). Pies desnudos. Es aconsejable retirar las joyas, el reloj, las gafas y todo lo que pueda dificultar sus movimientos.

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